jueves, 14 de junio de 2012
Pablo Neruda*: Tristeza en la muerte de un Héroe
Los que vivimos esta historia, esta muerte y resurrección de nuestra esperanza enlutada,
los que escogimos el combate y vimos crecer las banderas, supimos que los más callados
fueron nuestros únicos héroes y que después de las victorias llegaron los vociferantes
llena la boca de jactancia y de proezas salivares.
El pueblo movió la cabeza:
y volvió el héroe a su silencio.
Pero el silencio se enlutó hasta ahogarnos en el luto cuando moría en las montañas
el fuego ilustre de Guevara.
El comandante terminó asesinado en un barranco.
Nadie dijo esta boca es mía.
Nadie lloró en los pueblos indios.
Nadie subió a los campanarios.
Nadie levantó los fusiles, y cobraron la recompensa aquellos que vino a salvar
el comandante asesinado.
¿Qué pasó, medita el contrito, con estos acontecimientos?
Y no se dice la verdad pero se cubre con papel esta desdicha de metal.
Recién se abría el derrotero y cuando llegó la derrota fue como un hacha que cayó
en la cisterna del silencio.
Bolivia volvió a su rencor, a sus oxidados gorilas, a su miseria intransigente,
y como brujos asustados los sargentos de la deshonra, los generalitos del crimen,
escondieron con eficiencia el cadáver del guerrillero como si el muerto los quemara.
La selva amarga se tragó los movimientos, los caminos, y donde pasaron los pies
de la milicia exterminada hoy las lianas aconsejaron una voz verde de raíces
y el ciervo salvaje volvió al follaje sin estampidos.
* Poeta chileno (1904-1973).
**Fin del mundo. Santiago, Edición de la Sociedad de Arte Contemporáneo, 1969.
los que escogimos el combate y vimos crecer las banderas, supimos que los más callados
fueron nuestros únicos héroes y que después de las victorias llegaron los vociferantes
llena la boca de jactancia y de proezas salivares.
El pueblo movió la cabeza:
y volvió el héroe a su silencio.
Pero el silencio se enlutó hasta ahogarnos en el luto cuando moría en las montañas
el fuego ilustre de Guevara.
El comandante terminó asesinado en un barranco.
Nadie dijo esta boca es mía.
Nadie lloró en los pueblos indios.
Nadie subió a los campanarios.
Nadie levantó los fusiles, y cobraron la recompensa aquellos que vino a salvar
el comandante asesinado.
¿Qué pasó, medita el contrito, con estos acontecimientos?
Y no se dice la verdad pero se cubre con papel esta desdicha de metal.
Recién se abría el derrotero y cuando llegó la derrota fue como un hacha que cayó
en la cisterna del silencio.
Bolivia volvió a su rencor, a sus oxidados gorilas, a su miseria intransigente,
y como brujos asustados los sargentos de la deshonra, los generalitos del crimen,
escondieron con eficiencia el cadáver del guerrillero como si el muerto los quemara.
La selva amarga se tragó los movimientos, los caminos, y donde pasaron los pies
de la milicia exterminada hoy las lianas aconsejaron una voz verde de raíces
y el ciervo salvaje volvió al follaje sin estampidos.
* Poeta chileno (1904-1973).
**Fin del mundo. Santiago, Edición de la Sociedad de Arte Contemporáneo, 1969.
viernes, 1 de junio de 2012
Niña, no salgas a la calle
Caminando por la gran Ciudad
los proscritos me insultaban
no veían mi cadencia, ni mi sexo,
ni mis labios;
supongo que odiaban a la mujer.
Caminaba sola,
las calles eran una pesadilla;
apenas salía y parecía que andaba desnuda aún vestida.
La falda, las medias, los tacones,
toda mi humanidad era agresiva
para la gente brutal
que me miraba con sus obscenas miradas
y desnudaban mi timidez, mi decoro, mi simpatía.
¡Con sus hocicos vociferaban improperios!
Lastimaban mis senos, vientre, glúteos, piernas.
Sabes:
No te vistas con hábitos ni con disfraces de halloween
no te cambies el maquillaje ni ocultes tu figura.
Aléjate de los brutales huye de sus asquerosas fauces;
¡no temas!
Tu hermosura no es tu falda, ni tus senos,
Tu hermosura es tu fragilidad.
Himno Nacional Mexicano
Es importante analizar el Himno Nacional Mexicano para que reflexionemos sobre la lucha armada, desde los mexicas hasta la Guerra de Independencia, posteriormente la Revolución Mexicana, así como de los héroes que nos dieron PATRIA; pero no aquellos que nos enseñan en los libros de historia, sino a todos los verdaderos héroes y heroínas que dieron su vida para que nosotros tengamos un México mejor, con derechos y obligaciones, como ciudadanos libres, alejados de los enajenamientos y educados bajo el abrigo de la democracia, apoyados con el método científico (no religioso).
Veamos como el Himno no enaltece a Emiliano Zapata ni a Pancho Villa o a Venustiano Carranza o a Álvaro Obregón, sino a los "otros", a toda la gente que sufrió los embates de la lucha; seguramente están muy orgullosos, desde donde se encuentren, de los estudiantes y profesores que defienden lo que nos heredaron: ¡UNIÓN Y LIBERTAD!
LETRA COMPLETA DEL HIMNO NACIONAL MEXICANO
Mexicanos al grito de guerra
el acero aprestad y el bridón
y retiemble en sus centros la tierra
al sonoro rugir del cañón.
Ciña ¡Oh, Patria! Tus sienes de oliva
de la paz del arcángel divino
que en el cielo tu eterno destino
por el dedo de Dios se escribió.
Más si osare un extraño enemigo
profanar con su planta tu suelo
piensa ¡Oh, Patria querida! Que el cielo
UN SOLDADO EN CADA HIJO TE DIO.
En sangrientos combates los viste
por tu amor palpitando sus senos,
arrostrar la metralla serenos
Y LA MUERTE O LA GLORIA BUSCAR.
SI EL RECUERDO DE ANTIGUAS HAZAÑAS
DE TUS HIJOS INFLAMA LA MENTE
LOS LAURELES DEL TRIUNFO TU FRENTE
VOLVERÁN INMORTALES A ORNAR.
Como al golpe del rayo la encina
se derrumba hasta el hondo torrente
la discordia vencida, impotente,
a los pies del arcángel cayó.
Ya no más de tus hijos la sangre
se derrame en contienda de hermanos
sólo encuentra el acero en tus manos
quien tu nombre sagrado insultó.
Del guerrero inmortal de Zempoala
te defienda la espada terrible
y sostiene su brazo invencible
tu sagrado pendón tricolor.
Él será EL FELIZ MEXICANO
EN LA PAZ Y EN LA GUERRA CAUDILLO
porque él supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.
¡Guerra, guerra! Sin tregua al que intente
de la PATRIA manchar los blasones
¡Guerra, guerra! Los patrios pendones
en las olas de sangre empapad:
¡Guerra, guerra! En el monte, en el valle,
de los cañones horrísonos truenen
y los ecos sonoros resuenen
con las voces de ¡UNIÓN! ¡LIBERTAD!
Antes, Patria, que inermes tus hijos
bajo el yugo su cuello dobleguen
tus campiñas con sangre se rieguen
sobre sangre se estampe su pie.
Y sus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo
y tus ruinas existan diciendo
DE MIL HÉROES LA PATRIA AQUÍ FUE.
Si a la lid contra hueste enemiga
nos convoca la trompa guerrera
de Iturbide la sacra bandera
¡MEXICANOS VALIENTES! Seguid:
Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra;
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo adalid.
Vuelva altivo a los patrios hogares
el guerrero a contar su victoria,
ostentando las palmas de gloria
que supiera en la lid conquistar:
Tornáranse sus lauros sangrientos
en guirnaldas de mirtos y rosas
que el amor de las hijas y esposas
también sabe a los bravos premiar.
Y el que al golpe de ardiente metralla
de la Patria en las aras sucumba,
obtendrá en recompensa una tumba
donde brille de gloria la luz:
Y de Iguala la enseña querida
a su espada sangrienta enlazada
de laurel inmortal coronada
formará de su fosa la cruz.
¡PATRIA! ¡PATRIA! TUS HIJOS TE JURAN
EXHALAR EN TUS ARAS SU ALIENTO
SI EL CLARÍN CON SU BÉLICO ACENTO
LOS CONVOCA A LIDIAR CON VALOR.
¡Para ti las guirnaldas de oliva!
¡Un recuerdo para ellos de gloria!
¡Un laurel para ti de victoria!
¡Un sepulcro para ellos de honor!
Autores: Francisco González Bocanegra y Jaime Nunó
Derecho y Cultura, núm. 13,
enero-abril de 2004
pp. 217-219
Suscribirse a:
Entradas (Atom)