El feminismo es, según el diccionario de la Real Academia Española, “una doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres”. En una segunda definición, señala que se trata de “un movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres”.
El análisis del feminismo, históricamente hablando, es necesario para abordar no sólo la aparición de dicho movimiento, sino para crear nuevas reglas que abran una gama de posibilidades a las ideas sobre el androcentrismo como fenómeno sociocultural, sobre todo en nuestro país; por citar un ejemplo, una de estas reglas sería que el hombre se quede en casa a cuidar y educar a sus hijos sin que sea mal visto o se dañe su reputación como varón.
Abordaré este tema con los feminismos de Graciela Hierro, autora mexicana con doctorado en Filosofía. En su obra, la escritora nos permite reflexionar sobre la condición sexuada de cada individuo al exponer que la diferencia entre géneros es debida a una cuestión cultural en donde existen reglas, roles determinados, valores, etc., que diferencian a varones y mujeres en la sociedad.
El feminismo es una cuestión histórica, dice Hierro, que amenaza con recrear sus construcciones sociales masculinas. Una referencia significativa para
la autora, es el personaje principal de una obra de Aristófanes: Lisístrata, la cual organiza a las demás féminas para negarse a tener relaciones sexuales con sus parejas debido a su abandono. En esta obra se manifiesta, en cuanto a la dominación del sexo varonil que no es tal, ante la inconformidad de las damas griegas durante este “desfavorable” incidente, que tuvo como consecuencia la dominación de las mujeres sobre los hombres.
Las mujeres cobran una mayor relevancia en la sociedad regida por una supuesta supremacía masculina, aunque no sea más que un apócrifo ideológico construido a partir de las diferencias sexuales. Hierro nos comenta al respecto que “estas diferencias se visualizan como derivadas del supuesto hecho de que la mujer carece completamente, o tiene en menor cantidad, algún ingrediente importante en la constitución masculina”. Aclara que estas suposiciones se representan a través de oposiciones bilaterales en las que se le da mayor relevancia al término masculino. Hierro propone resignificar los modelos universales, tanto en términos científicos como ideológicos.
CONCLUSIÓN. Considero que la negociación de ideas es fundamental para abordar temas como el feminismo; este término fuertísimo y equiparable con el del machismo no muestra una femineidad considerable, sino la supremacía de la mujer sobre el hombre, ideología en la que estoy completamente en desacuerdo.
Cabe señalar que el feminismo es, según una confesa, un término FÁLICO en donde la tolerancia y el respeto a las ideas diversas tiende a determinar posturas de verdades a medias por un grupo de personas, sobre todo cuando estas personas han sido, de algún modo, sometidas a la voluntad de otros, aunque no de la generalidad de la humanidad.
Hierro culmina su obra, a través de la revelación de mujeres intelectuales que reinventan su día con día, con una concepción de feminismo como sinónimo de igualdad entre los seres humanos, a partir de las diferencias propias de su naturaleza o género y no así de la capacidad intelectual de nuestra especie.
México, D. F., a 12 de enero de 2010.
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