martes, 22 de septiembre de 2009

CARAS CONOCIDAS DE LA NORMAL

Por Alejandro Miguel

En la ENSM de los sesenta, había glorias locales y verdaderos personajes con prestigio más allá de San Cosme, inolvidable rumbo de muchas batallas.

Las miradas se concentraban en el mítico y casi fauno de cortesía desconcertante: Arqueles Vela, el prosista impar del Estridentismo. También se dejaba querer, un tanto con sequedad, el historiador Agustín Cue Cánovas, izquierdoso declarado y asiduo de la Tribuna de México.

Por allí "también pasaban" Miguel Bueno, filósofo y alto jerarca del INBA, metido en columnas periodísticas de Excelsior; la angelical maestra Rosario María Gutiérrez Eskildsen, con quien se aprendía didáctica del español, aunque deslizara su candor reaccionario; Agustín Mateos, una institución de las etimologías grecolatinas; Arturo Fajardo Carvajal, que a sus ochenta años confesaba que había descubierto que su verdadera vocación era la de violinista; Luis Álvarez Barret, experto en política educativa; Margarita Paz Paredes, "La Venus de Ermilo", que por su obra estaba en las librerías y en los suplementos literarios; el maestro Ermilo Abreu Gómez, miembro de la Academia de la Lengua.

Andrés Henestrosa tenía prestigio externo, pero en el aula tenía facilidad para repetir sus anécdotas. Emma Godoy, mujer vital, daba cursos de estética con gran brillantez, a pesa de su filiación a la derecha.

Ese era, en lo humano, el plantel de Fresno 15, donde lo que se plantaba crecía. ¡Ah!, las muchachas estudiantes eran adorables en todo.


2 comentarios:

  1. Querido padre:
    La vitalidad reflejada en el verde pasión de su escritura me hace recordar aquella época de oro del magisterio normalista.
    Pero, sobretodo, crea en mí mayor conciencia de la enorme gloria que he probado en mi adorada alma máter, gracias al amor y a la pasión de leyendas como vos.
    Aún habemos chicas estudiantes adorables, ¿cierto, maestra Diana? Y más cuando somos tocadas y transformadas por mentores como usted.
    Arriba el corazón, Alejandro Miguel.
    Hélade.

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  2. Querida Elena: Había confundido tu escritura con la de nuestro querido profesor Alejandro Miguel por este tema del "vos", término utilizado significativamente por el más grande maestro normalista que he tenido nunca. En su nombre, me ha pedido que te conteste reiterándote el honor que fue haber sido tu profesor y compartir momentos únicos. Yo le he mostrado el mensaje pensando que se trataba de él quien me había dejado éste. Me da mucho gusto saber por fin el nombre de la persona que deja en mí una prosa poética de identidad y cultura. ¡Gracias!

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