martes, 22 de septiembre de 2009

ROSA LUXEMBURGO, JOVEN REVOLUCIONARIA

Por: Sandra Cárdenas

Esta luchadora proletaria de origen judío, nació el 5 de marzo de 1871 en Zamosc, ciudad próxima a Lublin, en Polonia oriental, entonces sometida al Imperio zarista. Era la mas pequeña de cinco hermanos. Su familia se desenvolvió en un ambiente muy culto, influenciado por los más avanzados escritores occidentales, especialmente alemanes.

En el colegio estaba prohibido hablar polaco, pero ella lo hacía como forma de protesta contra el intento de rusificación que trataba de desplegar el zarismo y, por esta acción, se le negó la medalla de oro, pese a que todas sus calificaciones eran extraordinarias.

En 1887 cuando sólo contaba con 16 años, ya era militante del Partido Revolucionario Socialista Proletariat y se relacionaba con los círculos obreros más conscientes, aparte en 1889 se creó el sindicato Federación de Trabajadores Polacos, en el que formó parte y en ese mismo año tuvo que abandonar su país y cruzar la frontera clandestinamente, ya que era perseguida por la guardia zarista. Se refugió en Zurich, allí estudió Filosofía, Ciencias Naturales, Matemáticas, Historia, Política y Economía. Conoció a Plejanov, Vera, Parvus y otros marxistas. Se relacionó con León Jogiches, que como ella era marxista, judío y polaco, que sería su compañero para el resto de sus días. Los dos se dedicaron a reagrupar a las fuerzas revolucionarias polacas, con Proletariat, la Federación de Trabajadores Polacos y dos grupos escindidos del Partido Socialista Polaco crearon una nueva organización.

Con sólo 22 años, Rosa demostraba ya una extraordinaria capacidad de análisis y un precoz instinto revolucionario. Nunca se callaba ni se doblegaba ante ningún santón, por más fama que tuviera.

Decidió instalarse en Alemania, que entonces era el corazón del movimiento obrero internacional en donde radicaba una parte importante del proletariado polaco. En mayo de 1898 radicó en Berlín, donde contrajo matrimonio con un alemán para cambiar su pasaporte ruso por el prusiano y poder así, desarrollar actividades políticas.

Fue destinada a Silesia por el Partido Socialdemócrata Alemán, para agitar entre los mineros polacos, entonces pudo comprobarse otra de las grandes cualidades de Luxemburgo: la oratoria, la capacidad de transmitir y llegar a las masas obreras con un mensaje claro, lleno de entusiasmo revolucionario. Los obreros de las minas le llevaban flores, le pedían que no se marchara, que se quedara con ellos para ayudarles en sus luchas.

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